La doctora en Ciencias Químicas, Noelia Vanden Braber y la licenciada en Nutrición Dayana Comba, explican la importancia que tiene la presencia de información clara en los envoltorios de los alimentos que se consumen. En ese sentido, se refirieron a la implicancia del proyecto Ley de Etiquetado Frontal y cuál es la realidad en otros países.

Investigadoras y docentes del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) se refirieron sobre la relevancia de concientizar a las personas en cuanto a una alimentación saludable y explicaron la implicancia que tiene el proyecto de Ley de Etiquetado Frontal, que actualmente es tema de debate en la Cámara de Diputados de la Nación.

En cuanto a éste proyecto, la docente y doctora en Ciencias Químicas Noelia Vanden Braber explicó que, de aprobarse, algunos alimentos pasarán a tener una serie rombos negros al frente de sus envoltorios. “El fin último de los profesionales que impulsan este proyecto es concientizar a la población acerca del aporte nutricional de los alimentos que consumimos a diario. Este proyecto alcanza, principalmente, a los productos procesados. Alimentos como la leche, el yogur natural, harina de trigo o maíz, arroz blanco o integral, frutas secas, granola, azúcar, sal y todos aquellos que sean ingredientes de preparaciones culinarias no serán rotulados de manera frontal”.

Límites que rigen el etiquetado
En cuanto a los límites que rigen en el etiquetado la docente detalló: “Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y en base a lo expuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) conforme a la ingesta de nutrientes críticos, una porción del alimento debería contener 1 mg de sodio por cada kilocaloría de aporte energético. Además, al aporte energético en función al contenido de grasas totales debería ser del 30 por ciento, como límite máximo; mientras que sólo un 10 por ciento podría corresponder al contenido de grasas saturadas. En término de azúcares libres, o azúcares agregados, el límite exigiría un aporte calórico de hasta el 10 por ciento del contenido energético total”

Explicó que según lo que propone el proyecto, cualquier alimento que exceda esas proporciones llevaría un rombo negro que enuncie claramente el exceso de grasas saturadas, grasas totales y energía, dado que también se analizarán los aportes energéticos por porción, conforme a la necesidad media de un adulto o niño/a promedio. “Esto se deduce del contenido de macronutrientes antes mencionados, como lo son los hidratos de carbono, grasas y proteínas”, explicó la docente del Seminario Valoración Nutricional de Alimentos de la carrera Ingeniería en Alimentos, quien también coordina la Tecnicatura en Bromatología del Instituto.

Alcances del proyecto
Por otro lado, comentó que el proyecto propone que aquellos alimentos que porten rombos no debieran ser publicitados ni comercializados en colegios. No podrían, a su vez, mencionar avales médicos o científicos en sus envoltorios. “Esto permitiría regular el tipo de alimentos que las niñas y los niños tienen a su alcance para consumir en las escuelas sin el control de sus padres”, dijo. Y agregó que en las góndolas estarán todos los productos disponibles en el mercado, simplemente que “el consumidor podría leer esa información y optar por un consumo moderado de aquello que exceda los aportes recomendados”.

Dayana Comba

Por su parte, la licenciada Dayana Comba especificó: “En nuestro país, 6 de cada 10 adultos y 4 de cada 10 niñas, niños y adolescentes tienen sobrepeso. El 46% sufre hipertensión arterial (HTA). El 11% presenta diabetes o glucemias elevadas y un 40% de la población registra colesterol total elevado. Ocupamos el cuarto lugar de mayor consumo de azúcar en el mundo con 150 g diarios por persona, mientras que el máximo recomendado es de 50 g/día. Lideramos el consumo mundial de gaseosas con 131 litros anuales per cápita. Nuestro consumo promedio de sal es de 11 g/día por persona, mientras la recomendación es de hasta 5 g/día. Sólo el 6% de la población consume el mínimo de frutas y verduras diarias”.

Respecto a la aplicación de esta ley, dijo que es “sumamente necesaria y urgente ya que como consumidores necesitamos que se garantice nuestro derecho a la información mediante la aplicación de sellos en los rótulos de los alimentos advirtiendo el exceso de diferentes nutrientes”.

“Es necesario que sepamos lo que estamos consumiendo, y mediante información accesible y comprensible para todos, poder garantizar nuestro derecho a la salud y a una alimentación adecuada. De ésta forma, contribuir a reducir la epidemia de Enfermedades Crónicas No Transmisibles (diabetes, hipertensión, sobrepeso, obesidad) que, actualmente, causan el 80% de las muertes en nuestro país”, destacó.

En este sentido dijo que, si bien el rotulado está, se necesita mayor claridad. “Los consumidores no saben qué mirar en la etiqueta, hay mucha información y lo más importante, generalmente, es poco legible. Como nutricionista, trabajo mucho con mis pacientes en la lectura de etiquetas porque es fundamental que sepan leer e interpretar la información para que conozcan qué es lo que consumen y puedan elegir entre dos o más opciones al momento de comprar”.

La realidad en otros países
Chile, México, Perú y Uruguay son países que ya tienen este tipo de ley en ejecución. “Chile tiene resultados positivos y una importante adaptación de la industria”, indicó Vanden Braber. “Perú está revisando algunos detalles que garanticen la satisfacción de todos los actores intervinientes.”

También contó que algunos países, como es el caso de Canadá, están evaluando su aplicación de manera obligatoria. Explicó que, en beneficios de salud pública, se observan mejores resultados cuando la reglamentación rige a todos los productos por igual. “Estados Unidos y parte de la Unión Europea lo aplican de manera voluntaria. En Latinoamérica, los países que la ejecutan, lo hacen de manera regulada. Los resultados en la conducta de consumo no son previsibles, porque cada país conforme a su cultura, adopta diferentes costumbres; sin embargo, los especialistas concuerdan en que, cuando la aplicación es voluntaria, existe inequidad en los productos rotulados. Generalmente, se resaltan las insignias positivas.”