Es lo que busca ofrecer la ingeniera en Alimentos de la UNVM Sofía Bertaina quien, junto a su pareja, fueron seleccionados por la Incubadora de Emprendimientos de la Universidad para potenciar el proyecto que llevan adelante. La iniciativa busca lograr un producto congelado para su rápida cocción y que no contenga conservantes, aditivos ni colorantes.

En el corazón de Villa María, ‘El Emporio – Fábrica de Pastas’ busca marcar la diferencia en el mercado gastronómico local con una propuesta tan novedosa como reconfortante: pastas frescas elaboradas sin conservantes, aditivos ni colorantes. «Una vuelta a las raíces, con la calidad y el sabor de las pastas caseras de antes, pero adaptadas a las exigencias del presente», destaca Sofía Bertaina, quien lidera este proyecto junto a su pareja.

Sofía es egresada de la Ingeniería en Alimentos que dicta el Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) y desde hace un tiempo decidió apostar por revalorizar un producto «muy presente» en la mesa de todos los argentinos como lo son las pastas.

Con el objetivo puesto en la calidad, la salud y el «sabor real», el proyecto se presentó a la Incubadora de Emprendimientos que funciona entre el Instituto de Extensión de la UNVM y AERCA, resultando seleccionado por su novedosa impronta con potencial de impacto positivo en la zona.

Según comenta la ingeniera, el valor distintivo de la propuesta es una pasta elaborada de forma artesanal y que se vende congelada para su fácil incorporación en la rutina de los consumidores.

«No utilizamos conservantes, colorantes ni aditivos. Seleccionamos materias primas frescas y de calidad porque queremos que el cliente sienta que está comiendo una pasta como la que podría hacer en su casa», explica Sofía y añade: «La elaboración es un verdadero proceso artesanal. Los tallarines de espinaca, por ejemplo, llevan espinaca natural que se lava, cocina y procesa para dar color a la masa de forma genuina. Los ñoquis se hacen con puré de papa casero, sin atajos: las papas se lavan, cocinan, pelan y pisan a mano. Para los rellenos, se sigue el mismo criterio: verduras seleccionadas, cocidas y procesadas en el momento, sin recurrir a vegetales deshidratados o en escamas».

Respecto al aporte de su perfil como ingeniera en Alimentos, Sofía destaca la oportunidad que le brindó la Universidad en cuanto a los conocimientos adquiridos durante sus estudios y la seguridad para emprender con bases sólidas, sumado a esta etapa que inicia ahora para impulsar su propuesta desde la Incubadora: “Sin la formación académica sería muy difícil llevar adelante un proyecto así. Hoy me llena de orgullo poder volver a vincularme con la UNVM, esta vez desde el Proyecto Incubadora, que nos permite seguir aprendiendo y aportando a la comunidad desde nuestro lugar”.

«Nos gusta decir que hacemos pastas como las de antes, pero ahora. Pastas con sabor y aroma de abuela», cuenta la emprendedora. Y no es solo una frase: utilizan harinas de calidad como la 0000 y sémola de trigo para lograr una masa con la textura ideal, además de combinar procesos manuales con maquinaria especializada, en una sala bromatológicamente apta y equipada con asesoramiento externo técnico y legal.

El resultado es un producto que ya conquistó a un público fiel, especialmente adultos de 30 años en adelante, que reconocen y valoran la autenticidad en los sabores y procesos.

Con la vista puesta en el crecimiento, el equipo detrás de esto busca incorporar nuevas maquinarias, aumentar la producción y sumar mano de obra. Pero el espíritu sigue siendo el mismo: ofrecer un producto sano, noble y de sabor inconfundible, hecho con pasión, conocimiento y compromiso.

«El Emporio no sólo es una fábrica de pastas. Es un puente entre la tradición y el presente, entre la ciencia y el sabor, entre la formación y el hacer», finaliza Sofía.