El médico veterinario Pablo Chesta forma parte de un equipo de investigación que trabaja en la implementación de tecnologías para la inseminación artificial a tiempo fijo en bovinos. La iniciativa pretende superar inconvenientes propios de la técnica convencional, vinculados fundamentalmente a la detección del momento de fertilidad de la vaca.
Un grupo de docentes e investigadores del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) y el Instituto de Reproducción Animal Córdoba (IRAC), viene trabajando desde hace años en la puesta a punto de nuevas estrategias para mejorar las técnicas de inseminación artificial en vacas. En este sentido, el docente e integrante del equipo Pablo Chesta brindó una entrevista al programa ‘Diálogos en la Uni’ en donde compartió detalles respecto a esta iniciativa.
En principio Chesta comentó que esta práctica es considerada «una de las más eficientes» para producir mejoras genéticas en los tambos porque promueve el estudio previo de los ciclos de ovulación del animal, permitiendo desarrollar la inseminación en conjunto, y al mismo tiempo, de una gran cantidad de bovinos. A su vez, resaltó que en la región tanto Argentina como Brasil son pioneros en la temática.
«La posibilidad de desarrollar inseminación artificial a tiempo fijo permite evitar determinados inconvenientes propios del método tradicional, relacionados a la dificultad en la detección del momento en que la vaca está receptiva para ser inseminada. En cambio, estos programas de inseminación a tiempo fijo lo que permiten es, conociendo en qué momento se produce la ovulación, programar a las vacas para inseminarlas a todas juntas», comentó y resaltó: «Eso productivamente hace que un establecimiento que inseminaba pocos animales pueda hacerlo a mayor escala”.
Desde un aspecto mas técnico, el médico veterinario mencionó que este programa busca profundizar conocimientos de la fisiología reproductiva del bovino a través de métodos como la ultrasonografía. En base a ello, luego se combinan diferentes hormonas que ya se encuentran naturalmente en el ciclo reproductivo de la vaca y se aplican en momentos determinados con el fin de manejar artificialmente la dinámica folicular y la ovulación. “Es a partir de ese conocimiento que se aplican estos programas para inseminar a todas las vacas juntas”, agregó.
Sobre la rentabilidad de este tipo de procedimientos, el investigador mencionó que existen variables que «no son tan fáciles de medir» en cuanto a rendimiento anual o a corto plazo, debido a que la incorporación de genética conlleva un proceso que se reflejará en el tambo o en el campo de cría dentro de un plazo de 4 a 5 años. “Por suerte, la mayoría de nuestros productores están convencidos que es la forma de ir mejorando y por eso estos programas ayudan desde ese ámbito”, destacó.
En cuanto a su trayectoria dentro de este ámbito, Chesta comentó: “Se viene trabajando desde los inicios de la carrera de Medicina Veterinaria de la UNVM. El grupo de investigación de reproducción del cual formo parte tiene algunos años anteriores y es uno de los pioneros en Sudamérica en trabajar en estos programas, hace más de 30 años que trabajamos en el tema”.
“Puntualmente nuestro grupo de investigación tiene mucha relación con Brasil porque es habitual el intercambio de pasantes y de docentes. En general, lo que tiene Brasil además de un gran volumen de animales, es que las razas son diferentes a la de Argentina. Entonces, muchos de los trabajos que hacen los complementamos nosotros en ganado británico, de raza Angus o Hereford».
Respecto a la relación que mantienen con los productores en estos procesos, señaló: “Nuestros proyectos tienen una gran vinculación con productores. Por lo general, nuestra variable de respuesta es la preñez que hay en un tambo o en un campo de cría, y para eso necesitamos la colaboración de los productores, definiendo proyectos y tratando de coordinar con ellos donde se realizan y transmitir las ventajas que tienen estos programas”.
“Siempre el desafío es acompañar a los productores, conociendo las realidades, dónde son los puntos donde se puede mejorar para mejorar la eficiencia, para mejorar la productividad. Ese es el rol en el área de investigación nuestra, que es bastante aplicada, estamos mucho en contacto con los productores, tanto sea por los trabajos de investigación o por nuestra actividad privada”, remarcó.
Por último, el docente del Instituto de Básicas enfatizó sobre la impronta extensionista que conllevan estos procesos. “Nosotros siempre estamos muy agradecidos de que nos permitan contar qué es lo que se hace, desmitificar malas creencias de lo que se hace con las inseminaciones artificiales o con la producción. Me parece que está bueno ese rol, nosotros lo tratamos de cumplir y de hacer esa extensión y esa mejora de eficiencia”, cerró.