La Universidad Nacional de Villa María (UNVM) se ha caracterizado desde sus inicios por la impronta investigativa que ha sembrado en la ciudad y la región. Actualmente, en los laboratorios del Campus, se llevan a cabo una serie de abordajes que prometen ser el puntapié inicial de importantes innovaciones en el sector industrial y productivo.Dentro de las distintas líneas de investigación desarrolladas se destaca un abordaje que pretende revalorizar los “deshechos” de la industria láctea y agropecuaria, se trata de un estudio que también permitirá, mediante un tratamiento biológico anaerobio y aerobio en un mismo reactor, generar Biogás capaz de ser utilizado como energía.

Salvador Degano es parte del equipo de trabajo que lleva adelante este proyecto y comenta que “el principal objetivo es que a partir de la utilización de un reactor, que sea eficiente económica y ambientalmente, se pueda obtener un efluente apto para ser vertido en cualquier cuerpo de agua sin contaminar”. Además “la caracterización y fermentación de los efluentes que llegan a los laboratorios permite conocer la carga de metano presente para determinar la factibilidad energética del deshecho”, agregó el investigador.

Doble ventaja:
En primera medida esta investigación brindará la posibilidad de trabajar los efluentes industriales de una manera económicamente viable para los productores y reducir el impacto ecológico que estos generan al ser vertidos sin los correctos tratamientos. Por otra parte, el productor, podrá revalorizar derivados de la industria convirtiéndolos en materia capaz de producir energía.

El equipo de trabajo se plantea, a largo plazo, generar un espacio en donde personas vinculadas al sector industrial agropecuario puedan entregar muestras de los desperdicios para su análisis para poder determinar qué tipo de derivado tienen y la factibilidad del mismo para la producción de energía.

El proyecto de investigación dirigido por Roberto Manno se titula «Revalorización energética de residuos orgánicos para la producción de biocombustibles» y es llevado adelante por profesionales del ámbito de la agronomía y medioambiente. Por la UNVM, además de Salvador, participan Maria Jose Galvan, Mara Cagnolo, Fernando Primo Forgioni, además de estudiantes de Agronomía y la Licenciatura en Ambiente y Energías Renovables que se dictan en la casa de altos estudios.

Dentro de este proyecto es donde se enmarca la tesis doctoral de Salvador, que se titula “Desarrollo de sistemas integrados para el tratamiento de efluentes y la producción de Biogás”, y es dirigida por la doctora en Ingeniería Química Mauren Fuentes Mora, de la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Santa Fe (UTN) y de la doctora de la UNVM, Telma Scarpeci

Perfil del investigador:
Salvador tiene 26 años es licenciado en Ambiente y Energías Renovables por la UNVM, actualmente es becario de posgrado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y es estudiante del Doctorado en Ciencias mención Agroalimentos que dicta el Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas.

Los laboratorios de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) son cuna de diversos tipos de investigaciones con impacto en la ciudad y la región. Tal es así que un grupo de investigadores trabaja para crear un nuevo “yogur funcional” que sea benéfico para el organismo humano, el cual podría contribuir en la prevención de ciertas enfermedades.Marina Bettiol es reciente egresada de la carrera Ingeniería en Alimentos de la UNVM y actualmente lleva adelante su tesis doctoral denominada “Diseño y optimización del proceso de producción de un yogur funcional a base de péptidos bioactivos y probióticos obtenidos de lactosuero”.

Para este trabajo cuenta con una beca doctoral financiada por CONICET bajo la dirección de las doctoras Mariana Montenegro (UNVM-CONICET) y Lilia Cavaglieri (UNRC-CONICET).

Según cuenta, el objetivo principal es generar un producto con un mayor valor agregado. “Elegimos un yogur porque es un alimento fermentado de consumo masivo y el lactosuero que es un coproducto de la industria láctea, y generalmente está destinado a desecho o alimentos de animales”.

Etapas de la investigación 

Según explicó, en esta instancia de trabajo ya se obtuvieron los péptidos, ahora se encuentran evaluándolos y caracterizándolos.

“Los péptidos son moléculas que están formadas por la unión de varios aminoácidos. Este procedimiento se lleva a cabo con el suero de quesería que contiene el 20% del total de proteínas de la leche”, indicó.

Actualmente, trabaja en colaboración con las doctoras María Belén Ballatore y Noelia L. Vanden Braber (becarias posdoctorales del CONICET) en la hidrólisis (ruptura) del concentrado de proteínas de suero, para obtener péptidos bioactivos con elevada actividad antioxidante, destinados a prevenir el estrés oxidativo y enfermedades asociadas al mismo tales como dolencias cardiovasculares, Alzheimer, Parkinson, cáncer, entre otas.

Además, señaló que pretende aislar del lactosuero microorganismos probióticos para funcionalizar alimentos.

“Los probióticos son microorganismos vivos que, ingeridos en una concentración adecuada, pueden mejorar la salud del consumidor, por ejercer efectos benéficos sobre la microbiota intestinal y sistema inmune”, especificó Bettiol.

La idea radica en que un desecho de la industria láctea pueda ser revalorizado para producir un alimento de consumo diario, en este caso el yogur.

Perfil de la investigadora

Marina Bettiol es de Villa María y tiene 24 años. Es reciente egresada de la carrera Ingeniería en Alimentos por la UNVM y se encuentra desarrollando el primer año del Doctorado en Ciencias: Mención Agroalimentos, de la misma casa de altos estudios, bajo la dirección de las Dras. Mariana A. Montenegro y Yanina E. Rossi.


El equipo fue adquirido a través del proyecto PIO CONICET – UNVM denominado: “Valorización de lactosuero como fuente de probióticos, péptidos bioactivos e inóculos microbianos para su aplicación en la formulación de alimentos funcionales para animales, y en la producción de bioetanol. Estrategias de encapsulación”, dirigido por la investigadora adjunta del Centro de Investigaciones y Transferencia (CIT Villa María), doctora Mariana Montenegro, y donde participan estudiantes y docentes del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas (IAPCBA).

El deshumidificador B-296, como un equipo accesorio al sistema de secado por pulverización Buchi B-290 preexistente en la UNVM, permitirá la producción de los microencapsulados de péptidos bioactivos y probióticos obtenidos en el proyecto. Adicionalmente posibilitará el secado de las cepas probióticas para su almacenamiento y posterior empleo bajo condiciones de secado por pulverización estables y reproducibles.

Generar valor agregado al lactosuero

El proyecto llevado a cabo por investigadores del IAPCBA busca agregar valor a un subproducto de la industria láctea como es el lactosuero, de elevado valor nutricional y de carácter contaminante por la producción de microorganismos probióticos y péptidos bioactivos. Esto últimos serán empleados en la formulación de alimentos funcionales destinados a mejorar el rendimiento de la producción porcina.

Además, se pretende obtener levaduras con una elevada eficiencia de producción de etanol por metabolización de la lactosa a partir de lactosuero, favoreciendo de esta manera la producción de un biocombustible sustituto de los combustibles fósiles.

Una investigación innovadora para el sector pecuario de Argentina y Latinoamérica se desarrolla en las instalaciones de los laboratorios de la Universidad Nacional Villa María. Se trata del diseño de un dispositivo capaz de detectar de manera temprana la tuberculosis en bovinos. La tuberculosis es una enfermedad bacteriana causada por Mycobacterium tuberculosis en humanos y Mycobacterium bovis en bovinos que, si bien puede afectar a distintos órganos del cuerpo, principalmente ataca a los pulmones. A diferencia de los humanos en los animales no tiene cura además de no presentar síntomas visibles impidiendo su rápida detección para el tratamiento.

Frente a esta problemática, el proyecto de investigación que lleva adelante Lucia Saad se plantea el objetivo de desarrollar un dispositivo portátil, de bajo costo y sensible que sea capaz de detectar la presencia de la bacteria M. bovis de manera temprana para dar el tratamiento necesario a los bovinos.

El microchip:

El prototipo que se está ideando en los laboratorios consiste en un biosensor físico, con una parte electroactiva fabricada en oro, en la cual se podrá colocar la muestra del animal para la posterior lectura del análisis. Además el microchip podrá usarse tanto para sangre como leche. “La idea de esto es que cualquier productor de la industria pueda realizar análisis a su ganado de manera periódica evitando grandes pérdidas económicas”, apuntó la investigadora Lucia Saad​.

Además explicó que si bien existen dispositivos de este tipo en el mercado, ninguno de ellos está preparado para arrojar datos respectivos a esta enfermedad bacteriana por lo que este tipo de instrumento científico desarrollado en Villa María se posiciona como único en su tipo en el cono sur del continente.

Análisis: 

El procedimiento de análisis consiste en tomar la muestra del animal para ser colocada en el biosensor, el cual estará cargado con una capa de antígeno que será capaz de determinar la presencia de anticuerpos de tuberculosis bovina o no en la sangre. En el caso de infección, cuando el anticuerpo y el antígeno entren en contacto en la parte activa del dispositivo, éste enviará la señal al lector pudiendo advertir la enfermedad de manera rápida y certera.

Según comenta Lucía, la idea final del trabajo es poder realizar la transferencia de este dispositivo al mercado para poder ser comercializado. La inversión que implicaría la compra de este tipo de instrumento se vería reflejada en el ahorro de recursos por parte del productor de la industria agrícola-ganadera.

“Una vez al año Senasa realiza los controles pertinentes en los bovinos y en el caso de que se encuentre la enfermedad se debe sacrificar el animal porque por lo general está en un estadio avanzado, lo cual implica una pérdida de capital significativa para el productor”, agrega Saad.

El dispositivo podrá ser maniobrado por cualquier productor que desee adquirirlo para un seguimiento de cerca de su ganado y la mayor ventaja consiste en que también receptará muestras de leche, haciendo menos invasivo el control para el animal.

Si bien este proyecto trabaja en la tuberculosis bovina, el sensor es factible de ser utilizado en otras especies animales.

Perfil de la investigadora:

Lucía Saad tiene 27 años y es oriunda de Córdoba. Se egresó de la Licenciatura en Química de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y se encuentra realizando el trayecto doctoral en Química, en el marco de una Beca Conicet. El trabajo de investigación que lleva adelante se titula “Desarrollo de inmunosensores impedimetricos para el diagnóstico de tuberculosis bovina” y es dirigido por el doctor Pablo Fiorito de la UNVM y la doctora Patricia Molina de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).

En los laboratorios de la Universidad Nacional Villa María (UNVM) un equipo de trabajo lleva adelante una investigación destinada a evaluar la contaminación en las aguas subterráneas debido a la utilización de herbicidas. El estudio se denomina: “Impacto de los herbicidas s-triazinas en aguas subterráneas de agroecosistemas de Córdoba. Estudio de estrategias para optimizar su remoción”En el trabajo se proponen dos objetivos, por un lado evaluar el impacto que tiene el herbicida “atrazina”, derivado de la familia de las s-triazinas, en aguas subterráneas en establecimientos lecheros, y por otro, buscar estrategias para remediar ambientes contaminados mediante un aislamiento nativo de la bacteria Arthrodobacter sp. AAC22.

La “atrazina” es un herbicida que se usa en el campo para controlar malezas en cultivos de maíz y de sorgo. Es el segundo de mayor aplicación a nivel país después del glifosato y “resulta interesante estudiarlos porque hay antecedentes que demuestran la presencia residual del herbicida en aguas superificales y subterráneas”, comenta la becaria e integrante del equipo de investigación, Noelia Urseler.

El grupo de trabajo es dirigido por la doctora Elisabeth Agostini, de la Universidad Nacional Río Cuarto (UNRC) y la doctora Carolina Morgante de la UNVM. También está integrado por la doctora Romina Bachetti , ingeniera Agrónoma Rosa Natalia Ingaramo , Noelia Urseler, Florencia Caporalini y Evangelina Miloc.

Instancias del trabajo:

Las tomas de muestra se realizarán cada dos meses, a lo largo de casi dos años, para ver cómo se van distribuyendo y variando las concentraciones del herbicida en un período de tiempo determinado. La zona de muestreo abarca la cuenca media del río Tercero, entre Pampayasta y Villa María.

En la actualidad las investigadoras están poniendo a punto las técnicas de extracción de la atrazina en las muestras de agua para poder detectar las concentraciones del herbicida en las muestras tomadas.

Urseler comenta que, por el momento, el grupo de trabajo ha conseguido aislar una bacteria Arthrodobacter sp. AAC22 que tiene la capacidad de biodegradar este herbicida. Es decir que “la bacteria se alimenta de la Atrazina utilizándola como fuente de nutriente disminuyendo el impacto de éste en el ecosistema”, acalaró la becaria.

A partir de esto intentarán generar diferentes estrategias para biorremediar ambientes que estén contaminados, es decir, tratar de volverlos a su estado original, ya sea en suelo como en agua.

El aporte de este tipo de investigaciones se ve reflejado desde el punto de vista ambiental pudiendo determinar el impacto que están teniendo las actividades agropecuarias o agrícolas en nuestra región y obteniendo un relevamiento de esta problemática.

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La Universidad Nacional de Villa María (UNVM) es cuna de las investigaciones más importantes de la provincia y el país. En los laboratorios ubicados en el campus, se estudian temáticas relacionadas a alimentos, bacterias, sueros, leche y enfermedades, entre otras.Ahora es el turno de la Agronomía. Área de especial relevancia en una zona donde la agricultura y la ganadería se convierten en el principal sostén económico. Por ello, un grupo de personas lleva adelante una investigación relacionada con la calidad de los suelos del centro – este de Córdoba.

La Ingeniera Agronóma, Micaela Manzotti está trabajando sobre un estudio denominado “Caracterización espacial de indicadores de calidad edáfica en suelos sódicos del centro– este de Córdoba bajo diferentes usos”. El trabajo se da en el marco del doctorado que realiza como becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) bajo la dirección de María Basanta y Elena Bonadeo.

El objetivo de la investigación es evaluar el efecto de cambios en el uso del suelo sobre indicadores de calidad edáfica en suelos sódicos del centro-este de Córdoba.

La investigación:

“Trabajamos con datos espaciales, es decir georreferenciamos los puntos de estudio, realizamos determinaciones a campo sobre el asuelo en su condición no alterada y tomamos muestras, a las que luego en laboratorio les realizamos análisis físicos y químicos”, cuenta la doctorando.

Explica que los suelos sódicos son aquellos con alto contenido de sodio de intercambio, pudiendo generar problemas «en la estructura del suelo” o ”alterar la dinámica hídrica”, entre otros.

“Esto dificulta la producción no solo de cultivos para cosecha, sino también en el caso de cultivos destinados a pastoreo”, señala. Y agrega que Córdoba cuenta con 2.800.000 hectáreas de suelos sódicos y en esta zona “es normal encontrar suelos con esta problemática”

Avance en la materia:

El trabajo permitirá delimitar áreas con características uniformes de funcionamiento del suelo y en base a estas características, será factible seleccionar las técnicas a aplicar para su mejor uso y manejo, a fines de obtener el mayor rendimiento en grano o forrajes compatible con cada área delimitada.

A modo de ejemplo, indica que a partir de la información generada, al momento de la siembra se podrá realizar una dosificación variable de semillas por zona delimitada, entonces “se tenderá a ajustar una densidad de siembra que permita rendimientos acordes en zonas donde el suelo tiene algún problema”.

“Obtendríamos un stand de plantas adecuado y no quedaría un suelo con zonas de menor crecimiento. Se tiende a lograr un stand de plantas optimo, para evitar, entre otras cuestiones que el suelo quede descubierto”, agrega la becaria.

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Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) está trabajando en la revalorización del calostro bovino para poder transformarlo en un producto que sea capaz de prevenir la muerte prematura de terneros por diarrea neonatal.

El trabajo, titulado “Desarrollo de un bioproducto basado en calostro bovino hiperinmune para la prevención de infecciones bacterianas entéricas perinatales en terneros”, es llevado adelante por la becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) bioquímica Sonia Gisela Sodero . La dirección del equipo está a cargo de la doctora Carina Porporatto , mientras que las co-dirección es llevada a cabo por María José Manfredi y Romina Bellingeri. Además participan en la línea de investigación estudiantes de Medicina Veterinaria.

Se ha podido determinar que en Villa María y la región la presencia de bacterias enteropatogénicas en terneros es una de las principales causas de muerte prematura, repercutiendo directamente en la economía y desarrollo de los pequeños y medianos productores.
Es a partir de esta problemática que el mencionado grupo de investigación se ha planteado el objetivo de generar un producto, obtenido del mismo mamífero, que sea capaz de prevenir este tipo de patologías y que a su vez no signifique para los emprendedores una importante inversión.

Calostro bovino:

El calostro es la primer secreción posterior al parto generado por la glándula mamaria que, en los bovinos, tiene la particularidad de transmitir las defensas que el ternero necesita para desarrollarse.
Está compuesto por altos niveles de anticuerpos, citoquinas, factores de crecimiento y péptidos antimicrobianos que permiten proteger al animal recién nacido de patógenos ambientales mientras se desarrolla su sistema inmune. De esta manera durante el periodo de lactancia el animal va reforzando su sistema inmunológico garantizando una mejor calidad de vida que repercutirá en las posteriores reproducciones.

En este caso el principal objetivo del equipo de trabajo consiste en poder generar un bioproducto en polvo basado en el calostro bovino para la prevencion de infecciones bacterianas entéricas en terneros. Previo a esto, y para garantizar la funcionalidad plena de este derivado, se planteó la necesidad de estandarizar técnicas de laboratorios para poder determinar la calidad de los calostros.

El procedimiento de trabajo consiste en seleccionar una serie de animales preñados, hiperinmunizarlos contra la bacteria y a partir de ello se intenta identificar que el calostro tenga la carga de imunoglobulinas suficiente, para luego convertirlo en polvo que se utilizará para la alimentación de terneros y poder prevenir la mencionada diarrea neonatal.

“Los productores muchas veces conservan los sobrantes de calostro pero sin saber si estos contienen o no la carga inmunológica necesaria para luego ser administrado a otros terneros”, comentó Sonia. “De allí surge la necesidad de proveer al sector lácteo las herramientas para poder determinar la utilidad de estos derivados y posteriormente ofrecer un subproducto revalorizado como lo es, en este caso, el calostro en polvo” agregó la investigadora local.

Este avance científicos permitirá aumentar el nivel de producción del sector lácteo disminuyendo los riesgos de muerte durante las primeras horas de vida, fomentando la reutilización del calostro bovino con su debido tratamiento y clasificación.

Perfil de la investigadora:
Sonia tiene 38 años. Es mamá de Simón y Catalina, de 6 y 4 años respectivamente, es licenciada en Bioquímica Clínica de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), realizó una especialidad en Química Clínica, se desempeña en la UNVM como docente en la licenciatura de Ambiente y Energías Renovables desde 2012 y desde 2016 es becaria doctoral de CONICET.

Una serie de proyectos de investigación de la Universidad Nacional Villa María (UNVM) fueron bisagra en la determinación de la calidad ambiental del periurbano de la ciudad permitiendo delimitar distintas zonas para su mejor aprovechamiento y funcionalidad.

A partir de los resultados obtenidos por el trabajo en conjunto con agentes de la Municipalidad y el grupo de trabajo de la UNVM (integrado además por docentes de la Licenciatura en Ambiente y Energías Renovables), fue llevado al Concejo Deliberante de la ciudad, y posteriormente aprobado por unanimidad, la ordenanza que contempla la integridad de un área de ruralidad urbana para integrar los distintos tipos de usos de suelos del periurbano (zona de transición entre lo urbano y lo rural) de Villa María aportando al ordenamiento del territorio.

Este avance en materia medioambiental ha generado que, a partir de la sanción de la ordenanza número 7.209, se pueda prever la promoción y regulación de los espacios que se destinan para distintas actividades, incluyendo la actividad rural. “A partir de esto, por ejemplo, las actividades rurales – hortícola, tambos, entre otros- tendrán un marco de fomento y acompañamiento, asimismo, se prevé un crecimiento ordenado de la ciudad”, detalló la doctorando Leticia Ana Guzmán .

La iniciativa da una línea de base para minimizar los posibles riesgos y permitir un uso apropiado. Además dijo: “El estudio realizado permitió conocer parte de los escurrimientos superficiales que existen en el periurbano”. Por otra parte, se planteó el mantener y reforzar los servicios ambientales.

El equipo de trabajo interdisciplinario estuvo dirigido por la doctora Analía Becker y las investigaciones se titularon “Calidad de Suelos en Agroecosistemas en el Departamento General San Martín” y “Calidad Ambiental de la Ciudad Cabecera del Departamento”.

Ambas contaban con grupos articulados y dedicados a temáticas asociadas como la calidad del periurbano, donde la doctorando L. Ana Guzmán realizó su trabajo. Por otra parte, la calidad de suelos en agroecosistemas donde participó Becaria Conicet Jimena Rodríguez

Perfil de la investigadora:

Egresada de la Ingeniería en Ecología de la Universidad de Flores, Buenos Aires, realiza su trayecto doctoral en Ciencias Geológicas en la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). Fue becaria doctoral del Conicet hasta el año pasado dirigida por la Doctora Analía Becker.

Actualmente, forma parte del grupo de investigación también dirigido por la Doctora Becker. En ese marco, presentaron un programa para el trabajo integral de calidad de periurbano de la región y riesgos ambientales asociados al suelo.

En los laboratorios del campus de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) se está gestando el primer laboratorio de biogás de Argentina. Es una de las metas que tiene la investigación denominada “Revalorización energética de residuos orgánicos para la producción de biocombustibles y bioabonos“, dirigida por Roberto Manno e integrada por Mara Cagnolo, Florencia Ribero, Julieta Oviedo y Maria Jose Galvan.

La licenciada en Biotecnología y becaria Conicet por su tesis doctoral, Maria José Galván , especificó que en la actualidad están trabajando puntualmente con «lodos» (estiércol) de porcinos, tomando muestras de diferentes campos, que luego son utilizadas para analizar su actividad metanogénica y posteriormente, en conjunción con otros sustratos, producir biogás.

“Unos de los objetivos del grupo de investigación es evaluar diferentes tipos de lodos. Estamos armando una lodoteca regional para saber cuáles son los lodos activos en la región y determinar el potencial de producción de biogás de los diferentes subproductos que nos ofrecen las agroindustrias aledañas”, indicó.

A raíz de esta experiencia, surge la necesidad de crear el primer laboratorio de biogás del país que “permitiría la simulación y previa caracterización y diseño de mezcla de sustratos”. Según resaltó esto significa generar un espacio de “innovación” para la región en particular y el país en general.

Aseguró que la zona de Villa María cuenta un gran potencial de biomasa, especialmente por la gran cantidad de subproductos generados.

En este sentido, destacó entre los beneficios del laboratorio, la producción de un biogás a escala laboratorio y escalamiento a volúmenes mayores; con el correspondiente control de calidad del biocombustible generado.

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Una investigación de gran impacto para la región productiva se está llevando adelante en los laboratorios de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM). Se trata del diseño de una nueva formulación basada en nanopartículas polimericas destinada al tratamiento de la Mastitis Bovina (MB). Esta patología es de gran relevancia regional debido al impacto negativo que tiene sobre la actividad láctea trayendo como consecuencia importantes pérdidas económicas.

La investigadora María Soledad Orellano es parte del equipo que dirige la doctora Carina Porporatto, en conjunto trabajo con el doctor Dario Falcone (UNRC), en la línea de Mastitis y está focalizada en la obtención de nanopartículas de quitosano que puedan emplearse en el tratamiento de esta patología. El objetivo del proyecto es obtener y evaluar la actividad antimicrobiana e inmunoestimulante, de dichas nanoparticulas, para el tratamiento de la MB.

Sobre la Mastitis:

La MB es una inflamación de la glándula mamaria que se produce generalmente por infecciones bacterianas, siendo los principales patógenos las bacterias del genero Staphylococcus. Los patógenos aislados en la cuenca de Villa María mostraron la habilidad de formar biopeliculas (biofilms) que le permiten crecer protegiéndose de las defensas del huésped y evadir las terapias antibióticas, lo que lleva a infecciones persistentes. Según explicó la investigadora, los biopolimeros, tales como el quitosano, presentan interesantes propiedades biologicas y se encuentran en la naturaleza o bien pueden obtenerse de fuentes naturales, ademas de ser biocopatibles y no toxicos. De esta manera, el proyecto pretende emplear este tipo de materiales para generar nanocompuestos que puedan reducir o reemplazar el uso de antibioticos para el tratamiento de infecciones intramamarias en vacas lecheras, evitando la presencia de residuos en la leche

Soledad especificó que «las nanopartículas de quitosano obtenidas mostraron impedir que las bacterias aisladas de la región crezcan en formas de biopeliculas, además de presentar excelente actividad antimicrobiana sobre diferentes especies de bacterias del genero Staphylococcus asociados a esta enfermedad». Estas partículas, además de agente terapéutico podrían actuar como transportadores de otros compuestos activos, produciendo una terapia aún más efectiva declaró Orellano. Y agrego ”el uso de nanomateriales en medicina humana ha permitido el diseño de terapias más efectivas y menos toxicas, pero su uso en medicina veterinaria es poco estudiado”. El uso de antibióticos es un grave problema debido a que genera resistencia bacteriana y deja residuos en la leche.

Perfil de la investigadora:
Soledad es licenciada en Química egresada de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). Actualmente es becaria CONICET  de la UNVM y está próxima a finalizar su doctorado enCiencias Quimicas. Fue beneficiada, en 2017, por una beca Fulbright que le permitirá realizar una estancia de investigación en la University of Tennessee, Knoxville, Estados Unidos. Durante su estadía avanzará sobre el efecto antimicrobiano de las nanopartículas de quitosano en células bovinas infectadas in vitro, con posterior estudio sobre animales.