Investigadores de la UNVM avanzan en un proyecto que pretende controlar una de las principales patologías que sufren los cultivares de tomate.

Verónica Felipe es doctora, docente e investigadora del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional Villa María (UNVM) y actualmente ha obtenido una beca postdoctoral del Conicet para estudiar la supresión de enfermedades bacterianas en cultivos hortícolas. “Se trata de un estudio de nuevas estrategias de control de mancha bacteriana en tomate a través del uso de microorganismos benéficos como inductores de defensa vegetal”, indicó Felipe.

Hasta el momento se ha venido trabajando en el aislamiento de microorganismos benéficos, tomados de la raíz del cultivo, para poder determinar cuál o cuáles de ellos son capaces de controlar al patógeno que ataca al cultivo. “A partir de una colección de 110 microorganismos se seleccionaron 9 para evaluar el control de mancha bacteriana sobre el cultivo bajo condiciones naturales en invernadero”, precisó la investigadora de Básicas.

La iniciativa pretende evitar el uso de pesticidas, reemplazándolos por organismos que están presentes en el suelo en forma natural y que serían capaces de evitar la acción del agente que genera mancha bacteriana en tomate y que es señalada como la principal causa de pérdidas para los productores de la hortaliza.

“Ya se hicieron ensayos preliminares y, de los 9 aislados, habría 2 microorganismos capaces de controlar el ataque del patógeno en un 60 por ciento”, adelantó la doctora de la UNVM. Una vez seleccionados los microbios efectivos para controlar la enfermedad, el procedimiento a seguir consistirá en estudiar los mecanismos de defensa vegetal involucrados en el control del fitopatógeno.

“En el caso de obtener los resultados esperados se podrían reducir en gran medida las pérdidas de cultivos sin la necesidad de utilizar pesticidas, al menos para lo que respecta a este tipo de patología abordada”, aclaró la investigadora.

El trabajo es dirigido por la doctora Ana María Romero de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y co-dirigido por el docente de la UNVM, Pablo Yaryura. También forman parte del equipo el graduado de Agronomía Martín Terrestre y la reciente graduada en trayecto doctoral, Carolina Almirón.

Es importante mencionar que Felipe realizó sus estudios de grado en la casa de altos estudios local, se radicó allí también para la concreción de su doctorado y recientemente su actividad académica y científica fue premiada a través de una beca postdoctoral para llevar a cabo la mencionada investigación que se extenderá por los próximos dos años.

En el marco del convenio con la Universidad de Torino, las docentes del Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Básicas y Aplicadas, Maria Jose Galvan y Telma Scarpeci, viajaron para participar del Science Biogás, que se realizó los días 17 y 18 de septiembre. Durante las jornadas disertaron referentes especialistas del área y se expusieron paneles sobre temáticas referidas a sustratos para digestión anaeróbica, tecnología de procesos, tecnología del biogás, microbiología y tratamiento del digestato.

Agenda completa

El 19 de septiembre se llevaron a cabo visitas técnicas a la planta de biogás de la cooperativa Esperanza en Candiolo y al consorcio ACEA Planta Municipal de biogás en Pinerolo. Durante los días 20 y 21 del mismo mes se realizaron prácticas conjuntas en el Centro de Investigación de Ciencias Biológicas, trabajando con pretratamientos a residuos lignocelulosicos con hongos y enzimas lacasas.

Además se realizó un abordaje sobre técnicas para determinación de potencial de biogás BMP y composicion de biogás en el Departamento de Investigación en Ciencias Agrarias, Forestales y Alimentos (DIFASA). También se realizaron visitas a los departamentos de maquinarias agrícolas, microbiología agraria, alimentos y bioremediacion.

Por último, el 28 de septiembre, visitaron los campos experimentales para tener un mayor acercamiento a experiencias de trabajos en la mencionada región de Italia.

La estadía permitió a las docentes-investigadoras conocer el panorama en la Comunidad Europea sobre el Biogás, en qué temas prioritarios se está investigando, perfeccionar técnicas de laboratorios e identificar cuáles son las falencias y problemas aún por solucionar.

Visita internacional en la UNVM
Es importante mencionar que los doctores Elio Dinuccio y Fabrizio Gioelli, de la Universidad de Torino, nos visitarán durante Marzo de 2019 para conocer los laboratorios de la UNVM y compartir sus experiencias de investigación en el área temática que los compete.

El proyecto desarrollado en los Laboratorios del Campus busca generar compuestos capaces de potenciar el sistema inmunológico animal. La farmacéutica Sofía Brignone es beneficiaria de una beca doctoral de Conicet y actualmente lleva adelante su proyecto titulado “Diseño y desarrollo de Sistemas Micro/Nanoparticulados destinados a productos inmunomoduladores de uso en Medicina Veterinaria”.

La joven de 25 años integra el equipo de trabajo articulado entre el Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional Villa María (IAPCBA – UNVM) y la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (FCQ – UNC) que busca potenciar la respuesta del sistema inmunitario de animales para combatir una amplia gama de enfermedades, particularmente las infecciosas.

Además, esta iniciativa pretende incrementar la eficacia de los antimicrobianos (ATM) utilizados en infecciones, aumentando los intervalos entre dosis y disminuyendo la cantidad administrada de los mismos; sin comprometer uno de los problemas más grandes para la salud pública mundial: el desarrollo de resistencia bacteriana.

El valor innovador de esta investigación radica en que se está trabajando con dos compuestos de origen biológico, ambos con actividad inmunoestimulante. Se trata de los peptidoglicanos (uno de los principales componentes de la pared celular de la levadura) y nucleótidos obtenidos a partir de un tipo de célula eucariota animal.

Etapas de trabajo

Brignone comenta que en primera instancia se están desarrollando las micro y nanopartículas que permiten vehiculizar los inmunoestimulantes, consideradas como estrategias tecnológicas de alto impacto ya que, comparados con los comprimidos, los multiparticulados se distribuyen de manera más uniforme en el tracto gastrointestinal (TGI), mejorando la absorción y reduciendo la variación huésped-huésped.

También se minimiza el riesgo de irritación local y la posible retención de los excipientes no digeribles. Posteriormente se evaluará la actividad inmunomoduladora de estos sistemas tanto como terapia profiláctica inespecífica, como en combinación de ATM.

En relación al producto final, Brignone señala: “Se trata de un estimulante para el sistema inmunológico que no viene a reemplazar a ningún fármaco, pero sí tendrá por propósito aumentar la actividad de los antimicrobianos”.

Además resalta que para el productor es un importante avance “porque las enfermedades infecciosas se ubican dentro de las primeras causas de pérdidas económicas y/o muerte en animales”.

Es importante mencionar que la investigación que lleva adelante Sofía es dirigida por la doctora Soledad Ravetti del Centro de Investigaciones y Transferencia Villa María (CIT VM), por el Lisandro Hergert desde la UNVM y el doctor, docente e investigador Santiago Palma de la FCQ – UNC.

Perfil de la investigadora
Sofía tiene 25 años, es oriunda de Villa María y se graduó como Farmacéutica en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). En la actualidad desarrolla su tesis doctoral en los Laboratorios de la UNVM.

A través de derivados de las industrias láctea y pesquera intentan obtener un biopolímero capaz de “proteger” nutrientes en alimentos, favoreciendo una plena absorción en el organismo humano.La investigación que lleva adelante el becario Conicet Joaquín Arata Badano en el marco de su tesis de doctorado en Química se titula “Desarrollo y caracterización de nuevos biopolímeros a partir de subproductos alimentarios para su aplicación en la encapsulación de agentes bioactivos como aditivos de alimentos funcionales”.

El principal objetivo consiste en desarrollar nuevos biopolímeros capaz de adicionarse a productos tales como la leche o jugos a partir de desechos de la industria alimenticia, como lo son el lactosuero en el caso de la industria láctea, y el exoesqueleto de crustáceos, de la industria pesquera.

Además de proteger los nutrientes del alimento, se intenta que le otorgue un valor agregado, obteniendo así un alimento funcional.

En cuanto a la composición nutricional de los alimentos, el Arata Badano señaló que no todos los nutrientes que ingerimos llegan a ser absorbidos. Un factor que impide la absorción es la degradación por causa de las condiciones del sistema digestivo: “La idea es diseñar un nuevo material para proteger los nutrientes pero que no se limite solo a eso, sino que también pueda, por ejemplo, sumar capacidad antioxidante al alimento”, especificó.

En relación al grado de avance del estudio explicó que “se obtuvo el polímero requerido, se purificó y se caracterizó en función a su composición química”. Posteriormente, resta utilizar el polímero para encapsular aditivos a través de un secado por aspersión para luego evaluar si las propiedades arrojadas cumplen con los requerimientos para su aplicación.

“Trabajamos con sobrantes de industrias alimenticias sacando provecho de un subproducto, dándole valor agregado con una modificación química. De esta forma se realiza también una contribución medioambiental”, apuntó el investigador.

La investigación es dirigida por la doctora y docente del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la UNVM Mariana Montenegro y co-dirigida por el doctor Darío Falcone, de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). Además colaboran investigadores de distintas líneas de trabajo que se llevan a cabo en la UNVM y otras universidades nacionales.

Perfil del Investigador
Joaquín tiene 28 años, es de Villa María y egresado en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Actualmente trabaja en los Laboratorios de la UNVM llevando adelante este proyecto de investigación.

En los laboratorios de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) están desarrollando Nuevas Entidades Químicas (NEQs) con potencial para ser utilizados como candidatos o prototipos para el desarrollo de fármacos para las terapias de las enfermedades del Chagas, Malaria y Leishmaniasis.

La investigación forma parte de la tesis doctoral de la becaria Conicet Camila Clemente, denominada “Diseño y Desarrollo de Nuevos Fármacos para Enfermedades Infecciosas Desatendidas”, dirigida por los doctores Lisandro Hergert y Daniel Allemandi.

La investigadora explicó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el concepto de Enfermedades Infecciosas Desatendidas y recalcó que son consideradas  “desatendidas” porque, generalmente, las padecen las poblaciones de “bajos recursos” que tienen acceso limitado al servicio de salud.

De acuerdo a estudios previos, se determinó que para estas enfermedades no existen en la actualidad fármacos nuevos. Y agregó que la industria farmacéutica invierte gran cantidad de dinero cada vez que desarrolla un nuevo medicamento, por lo cual espera que al salir al mercado sea rentable.

“Con estas enfermedades, la perspectiva de un retorno económico es razonablemente baja porque el grupo destinatario de este fármaco son poblaciones con bajos recursos y vulnerables”, afirmó Clemente.

Indicó además que las terapias farmacológicas existentes para tratar estas enfermedades generan muchos efectos adversos, baja efectividad y son invasivas. “En algunas situaciones el paciente debe recurrir a un dispensario para que un profesional de la salud le administre la medicación, estas poseen esquemas terapéuticos prolongados y son medicamentos de elevado costo, motivos por lo que conlleva al paciente a un abandono del tratamiento”, sostuvo la investigadora.

La investigación

Camila está estudiando el Chagas, la Malaria y la Leishmaniasis ya que tienen alta incidencia en el país y Latinoamérica. “Es de nuestro interés desarrollar nuevas entidades bioactivas para estas tres enfermedades porque tienen un alto impacto en la salud pública, tanto en Argentina como en países de la región”, dijo.

En su primer año como doctoranda se centró en diseñar los fármacos a través de estudios computacionales. “Lo que hicimos fue partir de compuestos naturales; es decir, trabajamos con aceites esenciales y hacemos cambios estructurales en la molécula para que ese compuesto natural pueda llegar a ser un potencial candidato”, explicitó.

Detalló también que, para que una molécula llegue a ser un candidato a fármaco, se deben hacer estudios de estructura-actividad de la molécula y que gracias a la computadora logran optimizar dicho proceso.

En este sentido, comentó: “Una vez que tenemos el diseño, el segundo paso es tener el compuesto, que es lo que vengo haciendo por el momento, que es la síntesis química. Luego se hacen diferentes estudios para identificar inequívocamente la molécula”.

A pesar de los avances y resultados, la investigadora indicó que aún queda mucho trabajo porque “de todos los compuestos, también se hacen estudios de actividad biológica”.

Pruebas

En el Campus de la UNVM trabajan en el diseño y desarrollo de Nuevas Entidades Químicas y se estudian las propiedades fisicoquímicas de interés biológico y farmacéutico de los compuestos.

En conjunto con la doctora Sara Robledo, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia (Medellín-Colombia), se realizan los estudios de actividad biológica in vivo e in vitro de las enfermedades.

Clemente indicó que los resultandos obtenidos dan “buena actividad” y se espera que sea posible poder formular estos fármacos por vía oral para que tengan una fácil administración en los pacientes y esto mejore su adherencia al tratamiento.

Perfil de la investigadora

Camila Clemente es oriunda de Oliva y egresó como Farmacéutica en 2016 de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Actualmente trabaja en su tesis doctoral como becaria Conicet en conjunto con la UNC y la UNVM.

La Universidad Nacional de Villa María (UNVM) se ha caracterizado desde sus inicios por la impronta investigativa que ha sembrado en la ciudad y la región. Actualmente, en los laboratorios del Campus, se llevan a cabo una serie de abordajes que prometen ser el puntapié inicial de importantes innovaciones en el sector industrial y productivo.Dentro de las distintas líneas de investigación desarrolladas se destaca un abordaje que pretende revalorizar los “deshechos” de la industria láctea y agropecuaria, se trata de un estudio que también permitirá, mediante un tratamiento biológico anaerobio y aerobio en un mismo reactor, generar Biogás capaz de ser utilizado como energía.

Salvador Degano es parte del equipo de trabajo que lleva adelante este proyecto y comenta que “el principal objetivo es que a partir de la utilización de un reactor, que sea eficiente económica y ambientalmente, se pueda obtener un efluente apto para ser vertido en cualquier cuerpo de agua sin contaminar”. Además “la caracterización y fermentación de los efluentes que llegan a los laboratorios permite conocer la carga de metano presente para determinar la factibilidad energética del deshecho”, agregó el investigador.

Doble ventaja:
En primera medida esta investigación brindará la posibilidad de trabajar los efluentes industriales de una manera económicamente viable para los productores y reducir el impacto ecológico que estos generan al ser vertidos sin los correctos tratamientos. Por otra parte, el productor, podrá revalorizar derivados de la industria convirtiéndolos en materia capaz de producir energía.

El equipo de trabajo se plantea, a largo plazo, generar un espacio en donde personas vinculadas al sector industrial agropecuario puedan entregar muestras de los desperdicios para su análisis para poder determinar qué tipo de derivado tienen y la factibilidad del mismo para la producción de energía.

El proyecto de investigación dirigido por Roberto Manno se titula «Revalorización energética de residuos orgánicos para la producción de biocombustibles» y es llevado adelante por profesionales del ámbito de la agronomía y medioambiente. Por la UNVM, además de Salvador, participan Maria Jose Galvan, Mara Cagnolo, Fernando Primo Forgioni, además de estudiantes de Agronomía y la Licenciatura en Ambiente y Energías Renovables que se dictan en la casa de altos estudios.

Dentro de este proyecto es donde se enmarca la tesis doctoral de Salvador, que se titula “Desarrollo de sistemas integrados para el tratamiento de efluentes y la producción de Biogás”, y es dirigida por la doctora en Ingeniería Química Mauren Fuentes Mora, de la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Santa Fe (UTN) y de la doctora de la UNVM, Telma Scarpeci

Perfil del investigador:
Salvador tiene 26 años es licenciado en Ambiente y Energías Renovables por la UNVM, actualmente es becario de posgrado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y es estudiante del Doctorado en Ciencias mención Agroalimentos que dicta el Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas.

Los laboratorios de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) son cuna de diversos tipos de investigaciones con impacto en la ciudad y la región. Tal es así que un grupo de investigadores trabaja para crear un nuevo “yogur funcional” que sea benéfico para el organismo humano, el cual podría contribuir en la prevención de ciertas enfermedades.Marina Bettiol es reciente egresada de la carrera Ingeniería en Alimentos de la UNVM y actualmente lleva adelante su tesis doctoral denominada “Diseño y optimización del proceso de producción de un yogur funcional a base de péptidos bioactivos y probióticos obtenidos de lactosuero”.

Para este trabajo cuenta con una beca doctoral financiada por CONICET bajo la dirección de las doctoras Mariana Montenegro (UNVM-CONICET) y Lilia Cavaglieri (UNRC-CONICET).

Según cuenta, el objetivo principal es generar un producto con un mayor valor agregado. “Elegimos un yogur porque es un alimento fermentado de consumo masivo y el lactosuero que es un coproducto de la industria láctea, y generalmente está destinado a desecho o alimentos de animales”.

Etapas de la investigación 

Según explicó, en esta instancia de trabajo ya se obtuvieron los péptidos, ahora se encuentran evaluándolos y caracterizándolos.

“Los péptidos son moléculas que están formadas por la unión de varios aminoácidos. Este procedimiento se lleva a cabo con el suero de quesería que contiene el 20% del total de proteínas de la leche”, indicó.

Actualmente, trabaja en colaboración con las doctoras María Belén Ballatore y Noelia L. Vanden Braber (becarias posdoctorales del CONICET) en la hidrólisis (ruptura) del concentrado de proteínas de suero, para obtener péptidos bioactivos con elevada actividad antioxidante, destinados a prevenir el estrés oxidativo y enfermedades asociadas al mismo tales como dolencias cardiovasculares, Alzheimer, Parkinson, cáncer, entre otas.

Además, señaló que pretende aislar del lactosuero microorganismos probióticos para funcionalizar alimentos.

“Los probióticos son microorganismos vivos que, ingeridos en una concentración adecuada, pueden mejorar la salud del consumidor, por ejercer efectos benéficos sobre la microbiota intestinal y sistema inmune”, especificó Bettiol.

La idea radica en que un desecho de la industria láctea pueda ser revalorizado para producir un alimento de consumo diario, en este caso el yogur.

Perfil de la investigadora

Marina Bettiol es de Villa María y tiene 24 años. Es reciente egresada de la carrera Ingeniería en Alimentos por la UNVM y se encuentra desarrollando el primer año del Doctorado en Ciencias: Mención Agroalimentos, de la misma casa de altos estudios, bajo la dirección de las Dras. Mariana A. Montenegro y Yanina E. Rossi.


El equipo fue adquirido a través del proyecto PIO CONICET – UNVM denominado: “Valorización de lactosuero como fuente de probióticos, péptidos bioactivos e inóculos microbianos para su aplicación en la formulación de alimentos funcionales para animales, y en la producción de bioetanol. Estrategias de encapsulación”, dirigido por la investigadora adjunta del Centro de Investigaciones y Transferencia (CIT Villa María), doctora Mariana Montenegro, y donde participan estudiantes y docentes del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas (IAPCBA).

El deshumidificador B-296, como un equipo accesorio al sistema de secado por pulverización Buchi B-290 preexistente en la UNVM, permitirá la producción de los microencapsulados de péptidos bioactivos y probióticos obtenidos en el proyecto. Adicionalmente posibilitará el secado de las cepas probióticas para su almacenamiento y posterior empleo bajo condiciones de secado por pulverización estables y reproducibles.

Generar valor agregado al lactosuero

El proyecto llevado a cabo por investigadores del IAPCBA busca agregar valor a un subproducto de la industria láctea como es el lactosuero, de elevado valor nutricional y de carácter contaminante por la producción de microorganismos probióticos y péptidos bioactivos. Esto últimos serán empleados en la formulación de alimentos funcionales destinados a mejorar el rendimiento de la producción porcina.

Además, se pretende obtener levaduras con una elevada eficiencia de producción de etanol por metabolización de la lactosa a partir de lactosuero, favoreciendo de esta manera la producción de un biocombustible sustituto de los combustibles fósiles.

Una investigación innovadora para el sector pecuario de Argentina y Latinoamérica se desarrolla en las instalaciones de los laboratorios de la Universidad Nacional Villa María. Se trata del diseño de un dispositivo capaz de detectar de manera temprana la tuberculosis en bovinos. La tuberculosis es una enfermedad bacteriana causada por Mycobacterium tuberculosis en humanos y Mycobacterium bovis en bovinos que, si bien puede afectar a distintos órganos del cuerpo, principalmente ataca a los pulmones. A diferencia de los humanos en los animales no tiene cura además de no presentar síntomas visibles impidiendo su rápida detección para el tratamiento.

Frente a esta problemática, el proyecto de investigación que lleva adelante Lucia Saad se plantea el objetivo de desarrollar un dispositivo portátil, de bajo costo y sensible que sea capaz de detectar la presencia de la bacteria M. bovis de manera temprana para dar el tratamiento necesario a los bovinos.

El microchip:

El prototipo que se está ideando en los laboratorios consiste en un biosensor físico, con una parte electroactiva fabricada en oro, en la cual se podrá colocar la muestra del animal para la posterior lectura del análisis. Además el microchip podrá usarse tanto para sangre como leche. “La idea de esto es que cualquier productor de la industria pueda realizar análisis a su ganado de manera periódica evitando grandes pérdidas económicas”, apuntó la investigadora Lucia Saad​.

Además explicó que si bien existen dispositivos de este tipo en el mercado, ninguno de ellos está preparado para arrojar datos respectivos a esta enfermedad bacteriana por lo que este tipo de instrumento científico desarrollado en Villa María se posiciona como único en su tipo en el cono sur del continente.

Análisis: 

El procedimiento de análisis consiste en tomar la muestra del animal para ser colocada en el biosensor, el cual estará cargado con una capa de antígeno que será capaz de determinar la presencia de anticuerpos de tuberculosis bovina o no en la sangre. En el caso de infección, cuando el anticuerpo y el antígeno entren en contacto en la parte activa del dispositivo, éste enviará la señal al lector pudiendo advertir la enfermedad de manera rápida y certera.

Según comenta Lucía, la idea final del trabajo es poder realizar la transferencia de este dispositivo al mercado para poder ser comercializado. La inversión que implicaría la compra de este tipo de instrumento se vería reflejada en el ahorro de recursos por parte del productor de la industria agrícola-ganadera.

“Una vez al año Senasa realiza los controles pertinentes en los bovinos y en el caso de que se encuentre la enfermedad se debe sacrificar el animal porque por lo general está en un estadio avanzado, lo cual implica una pérdida de capital significativa para el productor”, agrega Saad.

El dispositivo podrá ser maniobrado por cualquier productor que desee adquirirlo para un seguimiento de cerca de su ganado y la mayor ventaja consiste en que también receptará muestras de leche, haciendo menos invasivo el control para el animal.

Si bien este proyecto trabaja en la tuberculosis bovina, el sensor es factible de ser utilizado en otras especies animales.

Perfil de la investigadora:

Lucía Saad tiene 27 años y es oriunda de Córdoba. Se egresó de la Licenciatura en Química de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y se encuentra realizando el trayecto doctoral en Química, en el marco de una Beca Conicet. El trabajo de investigación que lleva adelante se titula “Desarrollo de inmunosensores impedimetricos para el diagnóstico de tuberculosis bovina” y es dirigido por el doctor Pablo Fiorito de la UNVM y la doctora Patricia Molina de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).

En los laboratorios de la Universidad Nacional Villa María (UNVM) un equipo de trabajo lleva adelante una investigación destinada a evaluar la contaminación en las aguas subterráneas debido a la utilización de herbicidas. El estudio se denomina: “Impacto de los herbicidas s-triazinas en aguas subterráneas de agroecosistemas de Córdoba. Estudio de estrategias para optimizar su remoción”En el trabajo se proponen dos objetivos, por un lado evaluar el impacto que tiene el herbicida “atrazina”, derivado de la familia de las s-triazinas, en aguas subterráneas en establecimientos lecheros, y por otro, buscar estrategias para remediar ambientes contaminados mediante un aislamiento nativo de la bacteria Arthrodobacter sp. AAC22.

La “atrazina” es un herbicida que se usa en el campo para controlar malezas en cultivos de maíz y de sorgo. Es el segundo de mayor aplicación a nivel país después del glifosato y “resulta interesante estudiarlos porque hay antecedentes que demuestran la presencia residual del herbicida en aguas superificales y subterráneas”, comenta la becaria e integrante del equipo de investigación, Noelia Urseler.

El grupo de trabajo es dirigido por la doctora Elisabeth Agostini, de la Universidad Nacional Río Cuarto (UNRC) y la doctora Carolina Morgante de la UNVM. También está integrado por la doctora Romina Bachetti , ingeniera Agrónoma Rosa Natalia Ingaramo , Noelia Urseler, Florencia Caporalini y Evangelina Miloc.

Instancias del trabajo:

Las tomas de muestra se realizarán cada dos meses, a lo largo de casi dos años, para ver cómo se van distribuyendo y variando las concentraciones del herbicida en un período de tiempo determinado. La zona de muestreo abarca la cuenca media del río Tercero, entre Pampayasta y Villa María.

En la actualidad las investigadoras están poniendo a punto las técnicas de extracción de la atrazina en las muestras de agua para poder detectar las concentraciones del herbicida en las muestras tomadas.

Urseler comenta que, por el momento, el grupo de trabajo ha conseguido aislar una bacteria Arthrodobacter sp. AAC22 que tiene la capacidad de biodegradar este herbicida. Es decir que “la bacteria se alimenta de la Atrazina utilizándola como fuente de nutriente disminuyendo el impacto de éste en el ecosistema”, acalaró la becaria.

A partir de esto intentarán generar diferentes estrategias para biorremediar ambientes que estén contaminados, es decir, tratar de volverlos a su estado original, ya sea en suelo como en agua.

El aporte de este tipo de investigaciones se ve reflejado desde el punto de vista ambiental pudiendo determinar el impacto que están teniendo las actividades agropecuarias o agrícolas en nuestra región y obteniendo un relevamiento de esta problemática.

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