El docente del Espacio Curricular Fauna Silvestre de la carrera de Medicina Veterinaria, Fidel Baschetto, publicó una reflexión sobre la pandemia que nos afecta a nivel mundial, sobre cómo existen enfermedades que descansan en la fauna silvestre y tienen la capacidad de convertirse en enfermedades que afectan al ser humano en todo el mundo.

Compartimos con ustedes:

Estamos viviendo un proceso histórico, terriblemente histórico.

El tema no está para especular, ni dar a todas las opiniones personales un rango de mayor jerarquía, porque inevitablemente se caerá en contradicciones, confusión y lo que es peor: consejos contrarios a lo correcto. La pandemia, además de muertes, le abrió las puertas a la “infodemia”, otro tipo de epidemia, la de exceso de información, a la cual espero no nutrirla.

Todos los años en nuestra, humilde pero movedora de entendederas, Cátedra de Fauna Silvestre, en la Carrera de Medicina Veterinaria, en la Universidad Nacional de Villa María, un tema de profuso diálogo y estudio son aquellas enfermedades que descansan (la de hoy descansaba) en la fauna silvestre y tienen la capacidad de convertirse en Pandemias. Lo discutimos, generamos una mirada crítica sobre el tema e interpelamos a las enfermedades y a nosotros en cuanto a las nuevas circunstancias de cómo estudiar y cómo replantear estas miradas sobre estos agentes que vienen co-evolucionando con algunas especies a través de procesos de muchísimos años. Sabemos que la evolución ayuda a que los virus puedan vivir en sus huésped sin causarle daños. Es de sentido común adaptativo que para que ellos sobrevivan debe sobrevivir su «casa» (es una bella metáfora para que el humano comprenda que evolucionar es adaptarse a su huésped y no acabar con él, nos referimos al Planeta como huésped).

Estas potenciales enfermedades con origen en la vida silvestre (Influenza, Encefalitis de West Nile y de Sant Louis, HIV, Monkeypox, Marburgo, Menangle, Ébola, SARS, etc.) son producidas por agentes que están viviendo y evolucionando en ciclos silvestres. Es nuestra especie que ingresa a su mundo evolutivo a modificar o destruir ambientes, a extraer animales (¡hasta consumirlos!) y generar en poquísimo tiempo un contacto con especies (la nuestra entre otras) que no co-evolucionaron con ese potencial patógeno. De ese encuentro no puede surgir algo sano: mutaciones con poca evidencia médica o enfermedades violentas de acuerdo a su vía de contagio y mortalidad. La evolución sobrelleva la supervivencia al hombro y el requerimiento de proteína animal en el Homo sapiens es una necesidad adaptativa (no ingiero idealismos utópicos). Las camadas de médicos veterinarios egresados de nuestra Universidad pueden atestiguar sobre todo esto.

Siempre advertimos una ley epidemiológica irresoluta: las enfermedades que se contagian por vías aerógenas son las de mayor riesgo en cuanto a la facilidad de contagio y si, además, sumamos el concepto de fómites y permanencia del agente con capacidad de contagio en superficies el tema genera una alta morbilidad (porcentaje de individuos que se enferman de una población). Por lo tanto es necesario comenzar a comprender a qué nos estamos enfrentando: a un desequilibrio ambiental, de ingreso humano al mundo natural sin medir consecuencias y jugando a lo perdido, a que nunca nos va a pasar nada.

Pero ahora sucedió lo previsible; y, además, con una furia aterradora. Estamos ante la presencia de un virus con capacidad infectante humano-humano, incluso antes que las personas desarrollen síntomas; de contagio aerógeno y de superficie (por fómites) y, por lo tanto, de fácil transmisión, con una morbilidad alta.

Es ya la Pandemia más importante del siglo XXI (a poco tiempo de haberse cumplido cien años de la más grande de la historia: la gripe española) y si bien, en su curso y progresión, sólo se pueden gestar las mejores normas de conductas para mitigar el riesgo de contacto y el asistencialismo básico que ya ha colapsado en distintas sociedades, hay muchas ideas y temas que nos surgen para interpelar al pasado, al presente y esperar un futuro planetario que no será el mismo ahora que SARS CoV-2 apareció y produjo una enfermedad cuya sintomatología se la reconoce como COVID 19.

La única vacuna actual, hasta el presente, es: “distanciamiento social” y es por esto que el mundo está cuarentenado en sus hogares algunos reflexionando sobre causas y consecuencias, aciertos y errores, otros contando los minutos y algunos despidiéndose del Planeta mientras éste, siento, que encontró esta táctica para hacernos entender que hasta acá llego la capacidad de soportar el maltrato de nuestra especie. Ya no se puede hablar de lirismo bucólico. La Naturaleza habla y se defiende, esperemos saber escuchar.

Estamos viviendo un proceso histórico, horrorosamente histórico, quizá hasta evolutivo.

Se trata de una iniciativa que pretende colaborar con la lucha contra la propagación del COVID-19 y de la que participan estudiantes, docentes, graduados y graduadas de la carrera de Diseño Industrial que la UNVM dicta en San Francisco.

Matías Bordese es graduado y docente de la propuesta académica que el Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) dicta en el Centro Regional de Educación Superior (CRES) emplazado en la localidad de San Francisco y es quien está poniendo en marcha la impresora 3D de la institución para colaborar con la causa mundial.

«Es un trabajo colaborativo que se viene dando a nivel mundial y al que se suman estudiantes, docentes, graduados y graduadas de Básicas con posibilidad de poner a disposición un elemento de última tecnología como lo es esta impresora que normalmente es utilizada en el taller de prototipado de la carrera», indicó Bordese.

Desde el equipo de trabajo mencionaron que las máscaras serán utilizadas por el personal de salud que trabaja en el Hospital Regional José Bernardo Iturraspe de la localidad. «En una primera instancia se llevaron a cabo pruebas para determinar la factibilidad del producto. Teniendo en cuenta que se trata de máscaras reutilizables, era importante probar cómo reaccionaba el material a los procesos de desinfección» señaló el docente y agregó: «una vez que tuvimos el visto bueno de los directivos del hospital comenzamos a trabajar, cada uno desde sus casas para poder colaborar con la causa»

Por su parte, el coordinador de la carrera, Pablo Ambrosino, destacó que a la actualidad también están trabajando de manera articulada con representantes del sector industrial, de la salud y con la incubadora de empresas de San Francisco en el diseño de distintos dispositivos que pueden ser de utilidad para contrarrestar el avance de la pandemia.

Respecto a esto la decana del IAP de Básicas y Aplicadas, Carolina Morgante, comentó: «desde la UNVM buscamos dar respuesta a las demandas y necesidades del contexto, es una de las funciones esenciales de la Universidad pública, y la realidad actual nos interpela para actuar de manera rápida y certera».

«La puesta en marcha de este equipo de impresión 3D se suma a la entrega en comodato de la cámara termográfica que se realizó días atrás y que permitirá al personal de salud de Villa María medir la fiebre» relató la máxima autoridad del IAP y destacó: «Estamos trabajando en sumar los aportes que sean necesarios para frenar el avance de este virus. Es un orgullo ver la predisposición y compromiso de nuestros estudiantes, docentes, graduados y graduadas»

 

 

 

Una cámara termográfica perteneciente al Instituto Académico y Pedagógico del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas, será puesta a disposición de la ciudad para medir la temperatura de las personas. 
Esta situación se da en el marco de la pandemia que está padeciendo el mundo respecto al Covid – 19 nuevo Coronavirus.
El doctor Alejandro Lespinard es el docente del Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas que actualmente la utiliza para su investigación en el área de alimentos y se ocupa de calibrarla para sensar temperatura en humanos y así poder ponerla a disposición del Municipio de Villa María.
¿Porque puede medir la fiebre?
Si bien este aparato en la UNVM es utilizado para controlar la temperatura de los alimentos, según precisó Lespinard, también puede ser aprovechado para controlar las temperaturas corporales.
Un indicador importante sobre la presencia de una infección es una temperatura corporal elevada que indica la presencia de fiebre, por lo que “la termografía es el método ideal para escanear individuos o grandes multitudes de personas”, explicó el investigador de Básicas. Para ello se mide la temperatura del ángulo interno del ojo y se activa una alarma cuando se detecta una divergencia.
De este modo es posible reconocer personas con una temperatura corporal elevada de forma rápida y fiable que permitirá separarla para un control más exacto.
¿Como funciona?
La empresa que desarrolla este tipo de aparatos indica que se mide la temperatura de la cara y si el punto más caliente excede del valor límite configurado aparece un aviso en la pantalla del dispositivo arrojando alerta.
Además precisaron que para obtener valores correctos las personas deben situarse a una distancia de entre uno a dos metros de la cámara y estar unos momentos sin moverse. Las personas que llevan anteojos se los deben quitar. También se deberán quitar los barbijos y gorros porque sino la cámara no reconoce el rostro.
En el caso, como mencionamos antes, de que el dispositivo arroje alerta de que el cuerpo excede la temperatura configurada, la persona deberá pasar por un reconocimiento médico para un examen más preciso al respecto

Se trata de una iniciativa que el Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) lleva adelante en conjunto trabajo con la escuela de aviación «DronOperatorSchool» y que pretende formar operadores de sistemas aéreos no tripulados.

El curso, que comenzará el 30 de marzo, está destinado a todo tipo de público que esté interesado en adquirir el conocimiento y acreditaciones necesarias para utilizar este tipo de tecnologías en distintos espacios aéreos. La metodología de cursado está planificada en clases virtuales, presenciales y prácticas que sumarán un total de 117 horas de capacitación para un uso eficaz, eficiente y seguro del dron, contemplando las normativas y reglamentaciones vigentes.

Las distintas materias serán evaluadas con exámenes parciales y un examen final general que será impartido por personal de la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac). Es importante aclarar que no es excluyente la tenencia de dron para quienes quieran realizar el curso, aquellos que no cuenten con el aparato podrán hacer uso de los equipos facilitados por los docentes.

El dictado de las diferentes instancias de capacitación estarán a cargo de profesionales formados en Sistemas Aéreos y Aeroespaciales y pilotos militares e ingenieros Electrónicos y Aeronáuticos. La parte práctica se llevará a cabo en el Aeroclub de Villa María, teniendo en cuenta la necesidad de un espacio aéreo habilitado para tal fin.

Una vez finalizada la capacitación, con todos los exámenes aprobados, la UNVM expedirá un certificado de participación y a su vez el personal de la escuela facilitará el trámite de gestión del certificado habilitante de operador de sistemas aéreos a través de Anac.

Arancel:

22500 pesos con posibilidad de pago en cuotas.

Informes e inscripciones:

Para mayor información, ponerse en contacto al correo: info@dosarg.com.ar. Además se otorgarán dos becas para docentes y/o graduados/as del Instituto de Básicas que podrán solicitarse al correro: secretariaicba@gmail.com

Jornadas de puertas abiertas

Durante el viernes 6 a las 16:00 habrá una jornada de puertas abiertas en el Campus de la Universidad. El objetivo es hacer demostraciones con dron para quienes estén interesados en saber en qué consiste el curso. Se abordarán dos temáticas: El uso de la tecnología aplicada a diversos ámbitos profesionales y la seguridad operacional: convivencia de aviones tripulados y no tripulados en el espacio aéreo.