Se trata de un estudio que consiste en mezclar los residuos del maíz (polvillo, granos partidos, restos de mazorca, entre otros) con los residuos del cerdo (orina, excremento, agua de lavado) para generar biogás. Al mismo tiempo, este proceso también genera un remanente, que será utilizado para generar biofertilizantes.
Según explicó, los subproductos obtenidos del residuo del maíz funcionan como insumo potencial para la generación de biocombustibles. “Cuando llegan los camiones con maíz a la empresa, lo que se hace es un tamizado y el residuo de lo que queda de este proceso es considerado un subproducto: polvillo, granos partidos, restos de la mazorca. Utilizo eso en codigestión con los purines de cerdo para la generación de biogás”.
Además de encontrar la forma óptima de producir este biocombustible, posteriormente iniciará la etapa de producción del digestato, que es el residuo de dicha energía. “Analizaré cómo optimizarlo para luego utilizarlo como biofertilizante”, indicó.
Badín se encuentra en una primera etapa de la investigación, incorporando lecturas y dando comienzo a los primeros ensayos. Previamente, comenzó a trabajar en la temática en el marco de su Trabajo Final de Grado y el objetivo ahora es poder darle continuidad a dicha investigación. “La idea es seguir avanzando en el muestreo, mejorar ese proceso y agregarle lo del digestato, al residuo del biogás para utilizarlo como biofertilizante”, agregó.
Aportes de la investigación
Comentó que los principales beneficios que se obtendrán a partir de la investigación radican fundamentalmente en la generación de energía, disminución de los residuos, la contaminación y los gases del efecto invernadero, además de obtener un rédito económico. “El biogás puede reemplazar al gas natural e intentamos, en este proceso, también revalorizar el purín de cerdo. Hoy esos desechos van a lagunas de estabilización o bien se tiran en un campo, contaminando el aire, las napas y el mismo suelo”.
Investigar en pandemia
Previo al inicio de la pandemia, en instancias de elaboración de su TFG, el becario logró concretar ensayos que le permitieron concentrarse luego en los resultados y escribir al respecto. “Fue todo virtual, pero pudimos llevarlo a cabo”, dijo.
Para este año y ya contando con la beca doctoral, agregó que se encuentra en una etapa de lectura sobre el tema. “Uno tiene poco ensayo y muestreo en los primeros años, es como que se aboca más a profundizar sobre el tema para lograr dominar los conceptos, encontrar nuevas técnicas, hacer cursos de posgrado. La virtualidad dentro de todo no me complica tanto. Algunos días vamos al laboratorio con el grupo de trabajo para hacer ensayos generales que nos sirven a todos”, indicó.
Perfil del Investigador
Francisco tiene 22 años y es de Leones. Es Licenciado en Ambiente y Energías Renovables graduado en 2021 en el Instituto de Ciencias Básicas y Aplicadas. Fue beneficiario de una beca CIN en el periodo 2020-2021 y cuenta con una beca interna en el Centro de Investigación y Transferencia (CIT) Conicet. La misma está dirigida por el doctor Diego Acevedo, de la Universidad Nacional de Río Cuarto y codirigida por la doctora Analía Becker de la UNVM. Además forma parte del grupo de investigación llamado Revalorización energética de residuos orgánicos junto a los investigadores María José Galvan, Salvador Degano y Mara Cagnolo.